Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://poppyisaw343625.bligblogging.com/39253353/crónica-del-incidente-zidane-materazzi